Hoy es un día caluroso, desperté más temprano que de costumbre pues el calor y la luz penetraron a través de las enormes ventanas de mi habitación real. Yo me estiré pesadamente, creo que tuve una noche contradictoria; por una parte, me sentí satisfecho por haber retomado esto de escribir y, por otra parte, desconceertado porque tengo una duda que me ha rondado desde hace algunos días; si según el psicoanálisis, el aparato psíquico es la agrupación de tres elementos, a saber, el inconsciente, el subconsciente y el yo o ego, ¿sobre cuál de esos tres sistemas se trabaja en las sesiones terapéuticas? ¿quién es uno en realidad? ¿lo que vivo en mi inconsciente se puede transformar?
En muchos videos he escuchado que debo estar atento al actuar de mi ego, esto lo había comprendido como el yo consciente, pero qué pasa cuando ocurre algo que relaja mi superyo y el filtro de la razón, la cultura, los códigos de creencias dejan de vigilar mi actuación consciente? Según me comentó la archiduquesa Norma, el inconsciente aflora pero esto me causa mucho conflicto porque no me reconozco en el inconsciente.
Yo que siempre he sido un gatito lindo, bueno, obediente, dormilón, elegante, comedido, respetuoso, comelón, tierno y, creo, lleno de virtudes, descubrí en mí sentimiemntos con los que no estoy de acuerdo y que, tras reflexionar y experimentarlos conscientemente, puedo asegurar que no tienen razón de ser y por lo tanto, me asustaron mucho.
Enmedio de esta crisis existencial de mi gatuna vida, espero estar a tiempo para remediar mi resquebrajado inconsciente y poder ser amoroso, eficiente, y eficaz. ABUR…,
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